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Te vendo mi Libertad

  • Writer: Mayte M
    Mayte M
  • Mar 6, 2023
  • 8 min read


Una vez tuve una planta carnívora, Tomasa, aprendí mucho de Tomasa, cuando uno esta abierto a aprender, la naturaleza es una gran maestra. Pues bien compré a Tomasa por el morbo de ver una planta “carnívora” en acción. Claro, lo único que Tomasa comía eran pequeños insectos, por más que ofrecí mi dedo en aras de la ciencia, jamás me sacó ni una gota de sangre. Pues bien, lo que más me entretenía de mi Tomasa era ver cómo se cerraba rápidamente ante el menor estímulo de sus receptores. Me gustaba jugar acercándole cosas a sus "pelitos" y ver qué pasaba, y pues qué iba a pasar, la pobre Tomasa se cerraba al estimularla y se abría, quizá frustrada, al darse cuenta que no había nada ahí. Tomasa no discriminaba si era una presa o mi inútil dedo jugando con ella.


Bueno, lo que aprendí de Tomasa es que los seres humanos podemos ser sumamente parecidos a una planta carnívora, las personas podemos ser tan reactivas como Tomasa. Cuando no somos conscientes de nosotros, de lo que estamos pensando o sintiendo, reaccionamos al mínimo estímulo como Tomasa. Claro que podría dejar que Tomasa me culpara de sus reacciones pero ¿podemos las personas, de la misma manera, culpar a otros de nuestras reacciones? Bueno, si podemos pero ¿qué tan válido es?


Estamos en un país libre, al menos creo que la mayoría así lo creemos pero… ¿Te sientes libre?

Muchas veces he escuchado frases como “quiero ser más libre”; “es que no soy libre de…” “si tan solo no trabajara tanto tendría la libertad de…” El común denominador de estas frases es que soy víctima de algo o alguien y percibo que la libertad tiene grados, o me vivo como esclavo de un sistema pero, ¿qué tan real es esto?


Verás que muy poco real, pues el error viene de que:

1.- no entiendo lo que es libertad

2.- me da miedo ser libre y

3.- Vivo como Tomasa, mi plantita carnívora, que no puede controlar sus reacciones


Sin ponernos muy filosóficos, al menos no en este momento, diremos que la gran diferencia estriba en que libertad no es sinónimo de hacer lo que quiero, cuando quiero y además, salirme con la mía. Quizá aquí abriste tus ojos muy grande y pensaste ¿a no? Pues no, esto no solo es fantasioso sino imposible. No puedes hacer lo que quieres, cuando quieres y salirte con la tuya en primer lugar, porque tienes límites físicos, culturales, legales entre otros; en segundo lugar porque para salirte con la tuya tendrías que tener una especie de poder ilimitado para controlar todas las variables implicadas para obtener el resultado deseado, y a menos que seas el genio de la lámpara o tengas algún hada madrina bajo el colchón, esto es imposible.


Me parece, entonces, que puedes estar confundiendo libertad con omnipotencia. ¿Entonces la libertad no es hacer lo que quiero? No. La libertad es la facultad de decidir entre las opciones que tienes. La libertad tiene que ver con opciones no con lo limitado o ilimitado de las opciones pues, lo que realmente limita a la libertad eres tú, es que eres un ser finito, limitado; no eres un ser infinito y omnipotente así pues, no es que la libertad sea limitada o que solo la poseas en cantidades pequeñas o grandes, lo que pasa es que somos seres con límites y son mis propios límites lo que limitarán a la libertad.


Ya escucho a los seguidores del optimismo ingenuo que han mal interpretado eso de "si lo quieres lo puedes" y será tema de otro día, solo responderé rápidamente a estos optimista poco realistas con la frase de DaVinci "si no puedes lo que quieres, quiere lo que puedes". No hay nada de malo en tener límites y reconocerlos...


Pero regresando al tema y dicho de otra manera, si la libertad tiene que ver con las opciones, soy yo mismo quién se crea el número de opciones: soy mi propio generador de alternativas. Cada vez que opto por hacer algo o no hacerlo, estoy generándome una gama de alternativas pertinentes a dicha decisión y estoy cerrándole la puerta a otras opciones. Cuando decido por un trabajo en lugar de otro, estoy cerrando la puerta a la gama de alternativas que vendrían acompañadas a ese otro trabajo que decidí rechazar pero abrirá la puerta a las opciones de el empleo que decidí aceptar.


Si decidí casarme o juntarme o cualquier versión que implica la monogamia, estoy cerrando la puerta a otras parejas por el tiempo que el "contrato" estipula. No es que mi pareja me impida hacer algo, es que yo decidí un camino que implica no hacer cierto tipo de cosas.


Quizá aquí te pongas un poco quisquillos@ y me digas que hay un montón de cosas que “no decidiste”, como la familia, el género o dónde nacer y te diré que tienes razón y te preguntaré ¿Es esto sinónimo de no tener libertad? ¿Esto quiere decir que eres un esclavo de tu familia, de tu cuerpo, de tu cultura? Creo que a menos que queramos caer en la necedad, la respuesta es no, no somos esclavos mientras tengamos opciones, es más, te diría que hasta vivirte como esclavo es ejercer tu libertad de hacerte esclavo.


Así pues la libertad es tener opciones para escoger. La libertad es eso, decidir qué opción escojo y aceptar los añadidos a mi decisión. Toda libertad implicará una gran responsabilidad, un precio que tendremos que pagar: la consecuencia de lo que decidimos.


¿Y si no decido? Quizá te preguntarás, pues hasta no decidir es una decisión. No puedes renunciar a decidir, luego entonces eres irremediablemente libre (parafraseando a los existencialistas), no puedes renunciar a la libertad. -¿Y si me meten a la cárcel? ¿Y si me matan?- ya puedo escuchar estas preguntas o algunas similares en tu cabeza, Bueno, pues si nos vamos a esos escenarios trágicos te diré que aún ahí, tienes libertad de decidir; ¿decidir qué? decidir cómo quieres experimentar ese momento. Tú y solo tú tienes el control de tus pensamientos… y es aquí donde esta el secreto.


¡La libertad da miedo! Nos da miedo ser libres porque nos da miedo ser responsables; siempre será más fácil depositar en alguien o algo la culpa de lo nos pasa. ¿Si te dijera que no solo eres el protagonista de tu historia sino que además eres el escritor, director y productor de la misma, me creerías? Bueno, así de buenas a primeras quizás no, pero déjame demostrártelo.


Cuando piensas en tu vida seguramente reconocerás situaciones en las que conscientemente decidiste algo y que si no te salió bien, reconoces el error; pero también hay otras situaciones en las que dirás que fue suerte, que fue el maestro, o fue el tráfico, o el clima, o una persona determinada, y en esas situaciones ellos fueron los responsables de lo que te pasó, así pues dirás: “no fue mi culpa, me hicieron, me dijeron, me forzaron, me, me me”.


Bueno, pues te diré que en esa lectura, estas decidiendo victimizarte para darle el poder a alguien más de lo que piensas, sientes o haces, y si has puesto atención, dije decidiste y solo alguien libre puede decidir, y como ya te he dicho que estás condenado a ser libre (una vez más aludiendo a los existencialistas), entonces tú estás decidiendo responsabilizar a alguien más de una mala o buena decisión tuya.


¿Pero sabes por qué lo haces? Porque estás viviendo en “zombiland” es decir, vives en una especie de letargo donde no te sigues el paso, no le sigues el paso a tu mente, no le sigues el paso a tu discurso mental. Tu mente, como un chango que brinca de rama en rama, va de un pensamiento a otro provocando una gama de emociones que también borbotean sin control y te lleva a hacer algo. O quizá sientes algo que te lleva a pensar en otra cosa y a actuar en consecuencia… pero como estás en modo zombie, solo reaccionas, ¿recuerdas a mi planta Tomasa? Pues así mismo, solo reaccionamos a los estímulos externos obedeciendo a una serie de hábitos que hemos reforzado con el paso de los años. Pero el hecho de estar en modo "reacción" no quiere decir que no tengas alternativas, solo quiere decir que no te has escrito una historia diferente por estar en modo automático ¿pero de quién es la responsabilidad de vivir en zombiland? tuya.



¿Qué hacemos ahora entonces?

Hacernos cargo de nuestra vida y de nuestras decisiones, escribir la historia con conciencia y no automáticamente; se dice fácil pero sé, por experiencia, que no es es tan simple pero es posible y lo mejor de todo, cuando te das cuenta que tu eres quién esta escribiendo tu propia historia,

desaparecen los victimarios, desaparecen los tiranos y villanos que"te hacían" cosas; ya no puedes jugar el papel de “pobre de mi, todo me pasa, que alguien me rescate”. Pero no habrá nadie que te rescate porque, si no hay villanos, tampoco se habrá héroes, desaparecen los super héroes que te sacarán de tus problemas, lo siento por Thor y Supermán pero solo estás tú, y eres tú quien debe hacerse cargo de tu vida y esto, es angustiante, esto da miedo, esto nos hace sentir vulnerables.


Puedes decidir quedarte ahí, en la autocompasión, negar esta realidad y seguir jugando a victimizarte y ser un personaje más de una película que quién sabe quién dirige y donde yo no tengo nada que ver con lo que me pasa; soy víctima de mis circunstancias y de la maldad o bondad de los otros.


Esto te llevará vender tu libertad a alguien o algo que quiera comprarla, vendes tu libertad al mejor candidato: al gobierno, al “sistema”, a tus padres, a tu pareja, a tus hijos, a tus maestros, al chofer del taxi, al cajero del supermercado, a los astros, a los chacras o el calentamiento global; no importa a quién o a qué siempre y cuando te sirva para deslindarte de la responsabilidad.


Pero esta tendencia a responsabilizar a algo o alguien de lo que nos sucede, nace de esa ignorancia de no saber cómo o cuándo decidí aquello que ahora me afecta; somos seres inconscientes, dormidos que vivimos en modo automático; no sé que estoy pensando a cada momento, no sé qué siento, porqué lo siento, de dónde me vino ese pensamiento y porqué actué de esa manera. Detrás de una acción hay una emoción, y detrás de una emoción hay un pensamiento… si no le sigo el paso a mis pensamientos, no le seguiré el paso a mis emociones y no podré decidir la acción. En el otro esenario, hay una emoción que originará una reacción de pensamiento y acción, y si no logro saber qué estoy sintiendo, soy como un animalito que solo reacciona a lo que siente.


Hay que entender que no hay consecuencias sin sus causas y quién genera las causas, es uno mismo. Lo que pasa “allá afuera” es solo el reflejo de lo que pasa “aquí dentro”. Mi mente es el cinematógrafo que proyecta una película allá afuera. ¿Con esto quiero decir que no hay una realidad material afuera de mi mente? Sí, si la hay, pero no es como tu la estas interpretando. La realidad material allá “afuera” será como una imagen para colorear, serán los colores de mi mente los que la colorearán; si tengo solo blanco y negro, será una imagen blanco y negro y pensaré que todo es blanco y negro. Dicho de otra manera “para un martillo, todo lo demás es un clavo”.


¡Conviértete en el director de tu película! Observa si estás viendo todo lo demás como “clavos” porque quiere decir que estas siendo un martillo. En otras palabras, si está viendo que todo afuera es nefasto, nada funciona y que estás rodeado de idiotas, ¿en qué posición te pone a ti? ¿En que tu eres el agradable, el que sabe cómo debe funcionar el mundo y la mente brillante que comprende todo lo que los demás no entienden¿… ¿no te suena algo absurdo? Bueno, pues ese es un pensamiento típico del martillo que todo lo ve como clavo. O si el afuera es amenazante o sea cual sea la queja sobre el afuera... es solo la proyección de tu realidad interna.


Para terminar y no marearte más con tantas palabras quédate con estas 3 cosas:

1.- Se el escritor de tu historia tomando el control de tus reacciones, de tus pensamientos y de tus emociones

2.- No puedes vender tu liberta, estas condenado a ser libre.

3.- Lo que te pasa es solo la consecuencia de lo que pensaste, sentiste o hiciste con o sin consciencia.


Es tiempo de despertar y salir de zombiland… que este sea el inicio de tu nueva historia.


PD.- ¿quieres saber más del tema? Existencialismo, estoicismo, Budismo... por ahí búscale ;)

o escríbeme ;))

 
 
 

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